BERRUECO o BARRUECO ‘peñasco granítico’, ‘tumorcillo en los ojos’, ‘perla irregular’, ‘nódulo esferoidal que se halla en las rocas’, origen incierto, probablemente prerromano; hay gravísimas dificultades para partir del lat. VERRȢCAeminencia del terreno’1, pero quizá se trate de una palabra céltica emparentada con ésta.

1.ª doc.: 1.ª ac., APal. (234d, 425b); el derivado barrocal, h. 1300, Gr. Conq. de Ultr. (IV 151vb, cap. 103, ed. Cooper), y ya en docs. mozárabes toledanos de 1006 y 1176; 2.ª ac., 1605; 3.ª ac., h. 1570, Cervantes de Salazar; 4.ª ac., falta aún Acad. 1899.

La primera variante es más corriente; la segunda aparece en el P. Ovalle, Conq. de Chile, y hoy se usa en Salamanca y en el Bajo Aragón. Port. barrôco ‘peñasco granítico’2, ‘perla irregular’, barroca ‘peñasco’, cat. dial. (maestr.) barroco ‘dureza causada en la cabeza por una pedrada’3. En la toponimia española, junto a Berrueco, muy difundido, se halla una variante en -OCCEU: Berrueza en Villarcayo (Burgos), Berrueces en Medina de Rioseco (Valladolid)4. La ac. ‘eminencia del terreno’ (documentada en Catón y, para verrucula, en Arnobio) era la originaria en el lat. VERRȢCA, emparentado con el eslavón vrŭxŭ ‘arriba’, rs. verx ‘lo alto’, lit. viršùs, scr. varɊman- ‘cumbre’, y se conserva también en catalán (he oído berruga ‘cumbrecita redonda’ en Ribes, berruguell íd. en la Costa de Levante). Por otra parte, lo mismo que berrueco, designaba verrūca un defecto de las piedras preciosas («maculae et verrucae gemmarum» en Plinio, H. N., XXXVII, 195). El mismo vocalismo tónico que en berrueco, port. barroca, hallamos en el vasco marroka ‘verruga’ (REW, 92415; frente al suletino marrüka: Larrasquet). Pero ignoramos si puede considerarse antigua esta o vasca. Si la palabra hispano-portuguesa fuese de origen mozárabe, como podría indicarlo la procedencia de los ejemplos más antiguos, el mozarabismo explicaría sin más la conservación sorda de la -C- latina y quizá también el cambio de Ȣ en ྿, comp. Ƈiqwéƫa CICȢTA en Abenɏólɏol6.

Como esta explicación del diptongo es muy vaga y dudosa, y el mozarabismo de berrueco es también incierto, es preferible admitir que el lat. VERRȢCA sufrió el influjo del sufijo prerromano -֊CCU, harto frecuente en España. Fuerza es reconocer, sin embargo, que esta intrusión de un sufijo prerromano en una voz latina es hecho raro y da qué pensar. Luego debemos admitir también la posibilidad de que la palabra entera berrueco sea una reliquia prerromana, como tantos términos de orografía hispana. Concretar más es difícil7. Es natural pensar en una relación etimológica con el tipo ROCA. La primitiva extensión geográfica de éste sería favorable a un origen céltico; y realmente VER- es prefijo céltico, fecundo y muy conocido, con valor aumentativo (Ver-cingeto-rix ‘el gran jefe guerrero’, Ver-iugo-dumnus, Versiknos, Vercombogius, vertragus, etc., vid. Pedersen, Vgl. Gramm. I, 35, 245; II, 12, 293, 295-6): puesto que el galo ver-nemetis significaba «fanum ingens», bien podríamos suponer un célt. *VERR֊CCO- ‘roca ingente’. Lo que nos hace vacilar es que el tipo primitivo *R֊CCA no cuenta con puntos de apoyo en el celta isleño. A pesar de todo habrá que contar con la posibilidad de origen céltico de roca y de berrueco8.

Es improbable que berrueco venga del célt. *BARROScumbre’, ‘penacho’ (Brüch, WS VII, 166), por razones semánticas y porque la forma antigua es berrueco y no barrueco9. Comp. BARRO II y ROCA.

DERIV.

Berrocal [b. 1300]. Piedra berroqueña ‘granito’ [Valladolid, 1440: M. P., D. L., 234.16], o berroqueña f.

1 Es la etimología que se viene proponiendo desde el tiempo de APal. («berruca berrueco que parece roqueado y por su grandeza embaraza») y Nebr. («berrocal, verrucetum»), pero sin explicar el cambio de terminación. También podría imaginarse que éste fuese debido al influjo de roca, palabra que tiene ྿ abierta. Pero el caso es que roca no tiene ue en castellano.―

2 Usado particularmente en la Beira: RL II, 245; XXVI, 125; Viterbo. Pero barruquêro «piedra grande» corre en el Alentejo (RL II, 31). Y en el Brasil se conocen el aumentativo barrocão (Lima-B.) y el colectivo barrocada (San Pablo, según Escragnolle). Barroca ya aparece en Andrada, h. 1600, y en un documento de 1258. De esto es preciso separar barroca ‘excavación hecha por las lluvias torrenciales’, que pertenece a la familia de BARRANCO; en cuanto al artículo «barrueco: barranco, peñascal, canchal» del léxico salmantino de Lamano, es sospechoso por lo contradictorio de la definición y por fundarse en la cita del nombre de lugar Barruecopardo; por lo tanto no hay motivo para relacionar berrueco con BARRO I, como quiere Spitzer, Lexik. a. d. Kat. 22, 158. El nombre de población catalán La Barroca sólo coincide por casualidad, ya que sale, por cambio del supuesto artículo, de una forma disimilada Sabarroca < Sobre roca, como se ve por la documentación.―

3 Aunque no conozco maestr. barroco en el sentido de ‘peñasco’, sospecho que ha existido allí marroco con este valor en vista del nombre de lugar Los Marrocals, que designa una sierra formada de peñas gigantescas, en el término de Pena-roja (zona catalana de Teruel). Según García Girona, en el catalán de Calaceite (Teruel) se pronuncia burroco. Son mozarabismos evidentes, por la -o conservada (o aragonesismos, más dudoso a causa de la ó).―

4 Fontes de Berruaz en 1078, Fontes de Barroz 1100, Fontes de Beruaz 1104; M. P., Oríg., 32, 128. Es el mismo sufijo que alterna con -OCCU en el caso de Aranjuez ~ Aranzueque (V. op. cit., 147), y quizá en el mozárabe Pedroches junto a pedruecos (Santoña, a. 927, op. cit., 130), si bien en el caso de Pedroches, la forma antigua piƫȮཡ, piƫȮš (Simonet, 436) junto con el port. pedrouço, gall. pedrouzo, ‘montón de piedras’ (Fig., Valladares), gall. pedroucho ‘pedazo grande de piedra’, indica una base en -AUCEU, pero quizá eran variantes con vocalismo distinto de un mismo sufijo prerromano. Nótese que Aranjuez, con su grafía antigua Arançuex (-š arabización del mozár. -Ƈ = cast. -z), presenta el mismo caso de axedrez metátesis de açedrex, hispano-ár. çitrang, y éste disimilación de šiƫránǤ.―

5 Es difícil que el gasc. marròc, «partie saillante d’une pièce de bois», marròc, mourròc, «bloc, motte, morceau épais de chose dure; charnure», marròc (f. -òque o -òsse) ‘personne lourde, grosse’, ‘vieux cassé, ratatiné’ (Palay), langued. marròc, prov. marrò ‘bloc de pierre’, tenga que ver con berrueco y VERRUCA, según insinúa el REW, pues la m- indicaría entonces origen vasco y sin embargo el vocablo parece extenderse hasta Provenza, ya que lo empleó Mistral en Lis Isclo d’Or.―

6 En Abenalɏazzar († 1004) hay un laȟtwéqa que sería tentador derivar paralelamente de LACTȢCA, pero significa ‘tortuga’ según Simonet, quien relaciona con un laȟƫaǤ o luȟƫaǤ ‘lodo, cieno’, del diccionario hebreo-árabe del cordobés Rabí Jonas (h. 1150). Cabe sospechar que Abenalɏazzar, que era tunecí, al citar esta palabra española confundió tortuga con lechuga.―

7 No serviría de mucho suponer en berrueco una correspondencia fonética céltica del lat. VERRȢCA, pues esta correspondencia céltica debiera ser justamente *VERRȢCA: la Ȣ latina parece corresponder precisamente a un antiguo tema en -U más sufijo -CA.―

8 Como -RS- daba ya -RR- en galo y celta continental (Pedersen I, 83) se podría imaginar que berrueco saliese de la misma raíz indoeur. ?ERS- ‘alto’ ―no ajena al céltico (irl. ferr, Walde-P. I, 267)―que ha dado VERRȢCA, pero con un sufijo diferente. La dificultad estriba en que el celta insular, en general, pasa por apenas poseer sufijos en -CC- geminada; sin embargo, estos sufijos en -CC- están bien documentados en hispanocéltico y aun en galés (vid. Pok. Wiss. Forschungsber., Kelt., 139 y Hubschmid, Festschrift Jud), y aparecen, también en la onomástica gala: Esuccus, Lituccus, Litaviccus, Beliniccus, Congenniccus (Dottin, La L. Gaul. 108-9). Cabría, por tanto, suponer que de este hipotético *VERR-֊CCO-N (o de un femenino o colectivo correspondiente *VERR֊CCA > port. barroca) se extrajera secundariamente el tipo *R֊CCA tomando falsamente VER- por el prefijo aumentativo, vivísimo en galo. La mayor dificultad en esta audaz combinación estriba en que las áreas antiguas de *ROCCA y *VERR֊CCON no coinciden en ninguna parte; claro que siempre cabe la hipótesis de que *VERR֊CCA existiera en la antigua Galia y se perdiera después de la romanización, pero salvándose su derivado retrógado.―

9 La etimología de berrueco que publicó Balari, Poesía Fósil, 1890, no está a mi alcance. Para el fr. perle baroque, procedente de berrueco, V. BARROCO. Con berrueco comp. el rum. boroacă ‘hinchazón’, que al parecer podría también representar una base BERRO(C)CA, aunque otros quieren identificarlo simplemente con el lat. VERRȢCA (así en Grai ?i Suflet VIII, 275). Es del todo inverosímil que berrueco sea derivado de barro ‘grano’, como sugiere GdDD 7044, no sólo por el sentido, sino porque la variante en -e- es la más antigua y predominante; reconociéndolo así él mismo, en el 7106, sugiere sea derivado de VERRESverraco’, por comparación de forma, lo cual ya es absurdo.